martes, 12 de junio de 2012

El caballero fantasma

Título:
El caballero fantasma
Autora:
Cornelia Funke 
Ilustrador:
Friedrich Hechelmann
Editorial:
Siruela 
De 10 a 110 años

La semana pasada, salió fotografiada en La Oreja Verde Inés Artieda Medina con el libro titulado Kalakamake. A partir de esa foto y de ese libro, imaginé una historia en la que Inés fuera la protagonista.
 Viene esto a cuento porque, mientras ella posaba para la foto, su hermano Jonás, de 11 años,  se sintió muy atraído por una novela que llevaba conmigo titulada El caballero fantasma. Se la enseñé a Jonás porque quería convertirle, también a él, en el protagonista de un cuento que tuviera relación con esa novela. De inmediato, Jonás se metió entre las páginas de aquel libro con tal entusiasmo que parecía que no tenía nada más importante que hacer en el mundo que seguir leyendo.
Y no es de extrañar su entusiasmo, porque la aventura que se relata en este libro es emocionante, intensa y trepidante desde la primera frase. Te deja sin aliento nada más empezar a leerlo.
Por eso ya no me acuerdo, ni tiene ninguna importancia, si la conversación que Jonás entabló con el protagonista de esa historia ocurrió de verdad, me la inventé o la soñé. Lo que importa es lo que hablaron. Fue Jonás quien empezó la charla.
–Qué curioso, tú te llamas Jon, que son las tres primeras letras de mi nombre. Me ha sorprendido que empiezas a contar tu historia muy, muy enfadado. ¿Qué te ha ocurrido para estar tan disgustado? 
–Tengo motivos de sobra para estar rabiado. Dime, ¿cómo te sentirías tú si hubieras perdido a tu padre a los cuatro años y, cuando ya tienes once, va tu madre y pretende casarse con un tipo que te cae fatal?  Y para colmo, tus dos hermanas y hasta el traidor de tu perro lo adoran. 
–La verdad es que yo me sentiría destrozado.
–Nos entendemos. ¡Y para rematar todo este mal rollo, para machacarme aún más, van y me mandan desterrado a un asqueroso internado! Sospecho que el culpable de esa decisión fue el barbudo novio de mi madre.
–Terrible.
–Pero, amigo mío, nada más llegar a «mi prisión» me di cuenta, y tú también si sigues leyendo las increíbles aventuras que viví allí, de que las preocupaciones que llevaba conmigo eran muy poca cosa comparadas con lo que me iba a pasar después. Y ahora tengo que marcharme. Nos vemos en Salisbury, Jonás, y te hablaré de los fantasmas.
–¿¡Fantasmas!? ¡Sí, sí, ya estoy deseando volver allí!
Texto y fotografía: Paco Abril