sábado, 31 de marzo de 2012

Mi papá

Mi papá
Autoras:
Coralie Saudo y Kris Di Giacomo
Editorial: Kókinos
De 5 a 105 años
Daniel Suárez, de 5 años, quería regarle algo muy, muy bueno a su papá, pero no se le ocurría qué podía ser. Descubrió eso tan, tan bueno cuando fue con su madre a una librería. Nada más verlo supo que aquel era el mejor regalo para su padre. Era un libro que se titulaba, precisamente, Mi papá.
–Mamá, este libro le gustará mucho a papi, ¿a qué sí? –preguntó Dani a su madre.
–Yo diría que le entusiasmará –le contestó ella riéndose.
Leyeron el libro en voz alta hasta tres veces. Y cuanto más lo leían, más se convencía Daniel de que ese libro hablaba de su querido padre.
El protagonista de esta historia nos cuenta que tiene un papá muy bueno, muy grande y muy fuerte, aunque todas las noches, todas, tiene el mismo problema con él. ¿Qué problema? Pues que nunca, nunca se quiere ir a dormir. Aclaremos esto, ¿quién no se quiere ir nunca a dormir? El padre, por supuesto, ¿quién iba a ser? Y el niño, todas las noches, con mucha paciencia, le dice con voz muy dulce: «Papaíto querido…Ya es tarde, hay que irse a la cama para estar en plena forma por la mañana».
A partir de ahí la cosa se va complicando. Y mucho. Todos sabéis por experiencia que un papá que no se quiere ir a dormir es agotador.
Y eso que los niños utilizan los más variados recursos para que se duerman.
Los cuentos no suelen fallar para tranquilizarlos, son lo que más los calman, pero cuando terminas uno te piden otro y otro. En eso de los cuentos los papás suelen ser insaciables. Y después piden agua, y pis, y que dejes la luz encendida, incluso algunos ruegan a sus hijos, poniendo cara de lástima, que los metan con ellos en la cama.
No, no es nada fácil llevar a un papá a dormir cada noche, por eso este libro es ideal para ellos. Los retrata de forma tan deliciosa que les encantará.
¿Os imagináis qué ocurriría si los niños nunca se quisieran ir a dormir como les pasa a sus papás? Sería un mundo al revés, un mundo que cuesta imaginar.
Dani le regaló el libro a su padre, y como es normal, se lo tuvo que leer una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez sin que su papá se cansara de oírlo y, por supuesto, sin que se durmiera.
Texto y fotografías: Paco Abril