lunes, 10 de octubre de 2011

Paula y el amuleto perdido

Título:
Paula y el amuleto perdido
Autores:
Concha López Narváez y Rafael Salmerón
Ilustrador:
Rafael Salmerón
Editorial: SM
De 9 a 109 años

Aida Cortina Recio, de 9 años, se encontraba de vacaciones con su familia en Fuentelsaz, un pueblo de Soria. Una tarde salió corriendo con un libro en la mano. Su padre le permitía jugar a sus anchas, pero, como es natural, quería saber siempre dónde estaba; por eso trató de detenerla cuando ya se alejaba.
–Aida, ¿adónde vas?
La niña, no se paró y, sin dejar de correr, hablando muy deprisa, dijo algo que no se le entendió.
Voy al bleer libro de termbinarque esbá muybien lodel abuleto.
–Habla más despacio, que no te entiendo nada.
Pero ella ya había desaparecido.
Por la noche, durante la cena, la conversación se centró en lo que a cada uno le gustaría mucho hacer. Ella, ante la sorpresa de todos, afirmó rotunda que le gustaría viajar al pasado y ver cómo era la vida en otras épocas.
Y ahora vayamos al primer día de clase del nuevo curso. La tutora de Aida les pidió a sus alumnos que escribieran un relato contando lo más extraordinario que hubieran vivido durante las vacaciones.
Esta fue la historia de Aida:
«Lo más extraordinario que me ocurrió este verano fue conocer a una niña que se llamaba Paula. Tenía más o menos mi edad y enseguida nos hicimos muy amigas. Un día, me enseñó un lugar secreto al que iba con frecuencia. Estábamos charlando, tumbadas sobre una roca, cuando, de repente, se nos apareció un personaje viejísimo, aunque muy vivaracho. Nos llevamos un susto de muerte. Pero enseguida nos calmamos, ya que tenía una voz que inspiraba confianza.
–Queréis saber quién soy, ¿no es cierto?
Las dos nos habíamos quedado tan perplejas que no sabíamos qué decir. Solo inclinamos la cabeza hacia delante y hacia atrás.
–Soy el Guardián del Tiempo, el encargado de recordar todo lo que ya ha sucedido.
A mí se me escapó decir. «Eso es imposible». Pero el anciano sonrío y dijo:
–Haré retroceder el tiempo para vosotras. Poned atención. Vais a ver cosas que sucedieron en este mismo paraje hace ¡cuatro mil quinientos años!
Y, aunque habrá quien no se lo crea, Paula y yo viajamos hacia atrás en el tiempo, y conocimos a un niño que se llamaba Nan, que vivió en aquella lejano época. Eso, y lo que sucedió después con Nan, fue lo más importante que me pasó este verano».
Al día siguiente, la tutora, que había leído con mucho interés aquella redacción, le comentó a la niña:
–Aida, me ha gustado mucho lo que has escrito, pero yo NO os había pedido que me contarais algo inventado o soñado, sino algo que os hubiera sucedido de verdad.
Aida, esta vez, contestó muy despacio.
–Profe, te oí decir muchas veces que leer es vivir otras vidas. Y yo viví todo eso que cuento leyendo un libro que me impresionó mucho. Se titula Paula y el amuleto perdido.
Texto y fotografía Paco Abril