sábado, 29 de mayo de 2010

Título:
La vida y poesía de Miguel Hernández contada a los niños
Autora:
Rosa Navarro Durán
Ilustrador:
Jordi Vila
Editorial: Edebé
A partir de 10 años



En la clase de Iván Da Conceiçao y Belén Otero Rodríguez, los dos de 10 años, cada semana se decide un tema para indagar. Tienen que desarrollarlo de dos en dos. A estos compañeros les tocó averiguar quién había sido Miguel Hernández. Ellos sólo sabían, y ya era mucho más de lo que sabían otros, que había sido un poeta del que este año se conmemoran los cien años de su nacimiento.
La verdad es que lo tuvieron muy fácil. Nada más entrar en la biblioteca, vieron que, entre las novedades, destacaba un libro que se titulaba, precisamente,
La vida y poesía de Miguel Hernández contada a los niños por Rosa Navarro Durán con ilustraciones de Jordi Vila Delclós.
Se les iluminaron los ojos. Aquel libro parecía cómo si les estuviese esperando, y en cierta medida, así era. Los libros siempre aguardan pacientes a que un lector vaya a conversar con ellos.
Y la conversación que ellos mantuvieron con el libro fue muy hermosa, pero les dejó un poso de tristeza. Fue muy hermosa porque la autora les reveló, con su voz de estupenda y entusiasta narradora, quién había sido aquel poeta que empezó siendo pastor de cabras para luego escribir hondos versos, como aquellos en los que se retrataba así:
Alto soy de mirar a las palmeras,
rudo de convivir con las montañas…
Les quedó un poso de tristeza al saber que Miguel Hernández había sufrido mucho. Lo contaba de forma tan emotiva en sus versos que encogía el corazón. Decía:
Lo que he sufrido y nada todo es nada
para lo que me queda todavía…
Y el poso de tristeza fue saber también que se murió muy joven, a los 32 años, y en la cárcel. ¿Por qué murió en la cárcel? Sólo por tener ideas diferentes a los que detentaban el poder e imponían a los demás lo que debían pensar.
La tristeza es como una sombra que lo oscurece todo.
Viendo a Iván y a Belén tan tristes tras contarle la vida de Miguel Hernández, Rosa Navarro les recitó unos verso del poeta que les devolvieron la alegría:
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.
Iván y Belén se prometieron a sí mismos buscar ese rayo de sol que venciera a las sombras.